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Libro de relatos de Kyzza Terrazas. El libro es un mosaico de las más diversos registros literarios, desde historias sobre decadencia y vivir absurdo hasta agresivas diatribas acerca de las miserias políticas y sociales. Una muestra más de un pensamiento disruptivo que, sin embargo, se sostiene sobre una habilidad literaria excepcional y una mirada chocante y pervertida. La desolación y la mirada distante unidas a una pasión por narrar son características de Cumbia y desaparecer.
Kyzza Terrazas
(cineasta, guionista y buen escritor), surge en la literatura como una
voz perturbada e inteligente. Su libro ha esperado bastante tiempo para entrar
a escena y no forma parte de la enorme y efímera masa de publicaciones que
inundan los mercados. Va a permanecer contra todo. Ya lo verán.
FRAGMENTOS:
FRAGMENTOS:
"no paraba de llover en nyc cuando levanté la
mirada y la vi. traté de convencerme de que no se trataba de ella, que ese
rostro hecho mierda no era el mismo, que el episodio de los cuchillos no había
ocurrido.
pero. el gran pero.
ayer alguien me decía: perdón por ser tan
nihilista."
“—Te traje café —dije una de tantas veces.
Lata
prendió la tele. Discovery Channel, a saber, ñus moribundos.
—Buenos
días —añadí, e intenté darle un beso.
—¡No te me
encimes! —y me tiró el café ardiente en el pecho.
Yo era un
encimoso, así se justificaba.
—¡Chinga tu
puta madre! —le grité.
—Si quieres
tumbo las paredes de esta casa y me largo.”
“...haciendo el amor encima de un excusado. Ambos
vestían sus uniformes rojos. Chillaban, ¿sabes?, como pájaros violentos. Cuando
abandonaron el compartimiento observé que dejaron dos plumas ensangrentadas
flotando en el agua del wc.”
“Ellos saben bien, ¡chingadamadre! Están conscientes
de que todos —judiciales violadores, políticos puercos, manicuristas con ojos
felinos o recepcionistas de hotel como yo— creemos ser sólo mirones dentro de
la hecatombe defeña. Pero saben, también, que esto no es así; que, en realidad,
somos protagonistas del derrumbe. Es por ello que actúan por nosotros.”
“Era mediodía y el sol —histérico— menstruaba calor
sobre el chasis opaco del coche. Mientras recorríamos rectas eternas nuestros
cuerpos e intenciones experimentaban un proceso de oxidación. Laurita se fumó
una cajetilla de cigarros; yo media. Un par de veces le toqué la pierna y
volteé a sonreírle. Ella clavaba su mirada en la ventana, no en el paisaje.”
KYZZA TERRAZAS